El fantasma del fascismo emerge con fuerza en Brasil y por extensión en América Latina. Puede alegarse (y en efecto ha sido dicho) que ni el  movimiento social ni la borrosa configuración ideológica que sostienen el triunfo de Bolsonaro repiten a los del fascismo clásico. Y sin embargo, en la experiencia histórica, más allá de las distinciones conceptuales, la figura del fascismo ha condensado la amenaza más extrema y explícita a la democracia y las libertades.

La escalada comienza por la violencia del lenguaje que construye enemigos, fabula complots y proyecta campañas de eliminación purificadora de los que sobran. Continúa con la expansión de un discurso del odio que estimula y libera las peores expresiones del fanatismo en la sociedad y de la impunidad en los agentes estatales. Culmina con la liquidación de las instituciones del Estado de Derecho sometidas al arbitrio del Jefe o la cúpula dirigente.

Graciela Sacco, “Tensión admisible – Retratos” (Instalación, 2011)

Por supuesto, la violencia estatal y paraestatal, el desprecio por las formas de la democracia, el autoritarismo o la dominación dictatorial que aplasta la acción autónoma en la sociedad, no son rasgos ausentes en regímenes hoy establecidos en América Latina. En las páginas de La Mesa han sido expuestos y denunciados más de una vez.

Dos cosas se agregan como ingredientes letales y nuevos, ante todo para las experiencias de las clásicas dictaduras latinoamericanas. Por un lado, el discurso explícito del odio, el racismo, la xenofobia, el rechazo de las minorías y el desprecio de las mujeres, de los jóvenes y de los débiles. Por otro, y esto constituye un rasgo común con el fascismo histórico, el apoyo de masas que hoy eligen a Bolsonaro precisamente por ese discurso, que anuncia un programa de intimidación de la disidencia y beligerancia contra las instituciones y los controles.

Se trata, es claro, de un proceso que recién se abre. Las libertades y los derechos están amenazados, pero ni el curso ni el final están establecidos de antemano. Convertir la indignación en un trabajo del pensamiento exige interrogar las ideas preconcebidas y las consignas tranquilizadoras.

Para abrir una primera reflexión sobre estos problemas, La Mesa ha reunido un conjunto de materiales, algunos históricos y otros actuales, que incluye:

> Newton Bignotto, “El fascismo en el horizonte”. Artículo, mayo de 2016.

> Pablo Stefanoni, “Antiprogresismo. Un fantasma que recorre América Latina”. Artículo, octubre de 2018.

> Alejandro Katz, Bolsonaro, presidente de Brasil: una victoria que humilla los ideales de la democracia”. Artículo, octubre de 2018.

  > Umberto Eco, “El fascismo eterno”. Conferencia, 1995.