Que la guerra no nos sea indiferente rezaba la canción. Corresponde, sin dudas ni cálculos, el rechazo a la invasión, la condena del agresor y la denuncia de la violencia contra la población civil. Lo primero es el apoyo y la solidaridad con las víctimas y la exigencia de protección frente a la violencia destructiva y el desplazamiento de los refugiados. A la vez se nos impone el trabajo de pensar un acontecimiento que se presta a diversos análisis. Es claro que hay condiciones y responsabilidades previas que incluyen a la OTAN y el fracaso de un sistema internacional capaz de crear un orden negociado de seguridad en Europa del Este. Pero en la situación presente el foco está en una guerra agresiva que no puede entenderse como la simple respuesta a esas condiciones previas. No se trata de sumar otros análisis sobre la guerra, sino de contribuir a una indagación de los contextos, las condiciones previas y las consecuencias, incluyendo el horizonte de una incierta posguerra, que van más allá de Rusia y de Ucrania e involucran a toda Europa.

En contra de un sentido común bélico, que en un clima de confrontación globalizado se extiende más allá de la razón militar y sus “expertos”, lo  primero que cabe resaltar es que la guerra no cancela derechos y libertades fundamentales. Por supuesto que en la emergencia hay conflictos pero aun en la guerra cabe sostener los principios y el ejercicio de la ley, que no se subordina sin más a las razones de Estado. Esto vale sobre todo para un discurso público, militante o cínico, enfrascado en el tablero geopolítico de un modo que borra a los sujetos, es decir el sufrimiento, el terror y los muertos. Aun en la guerra hay principios morales y de justicia, y existe una esfera de derecho internacional para juzgar la acción de los estados. Por eso es posible introducir la cuestión de la legitimidad y las responsabilidades, criminales y políticas, que recaen sobre Rusia como estado agresor.

Por otra parte, si se trata de pensar la contienda más allá de la crisis presente, cabe el recurso a la historia y a las relaciones, muy antiguas, entre rusos y ucranianos. Esas relaciones, que son de cercanía y hermandad en la trama social, arrastran también una larga experiencia de dominación imperial rusa que se remonta al régimen zarista y se continúa con las formar brutales de la opresión en la era soviética. Si algo pudo aprenderse de las guerras del siglo XX es que se edifican y se sostienen, también, en las manipulaciones de la historia, la reactivación de los mitos nacionalistas y las memorias sostenidas en identidades clausuradas. En ese sentido, entre los antecedentes de la guerra deben contarse las acciones represivas previas del gobierno de Putin contra el “enemigo interno”. Hace poco LaMesa se ocupó de las medidas del gobierno ruso contra Memorial, una organización nacida a fines de los ochenta con el propósito de mantener viva la memoria del Gulag, defender los derechos humanos y promover la democracia. La extensa represión sobre la disidencia, el aplastamiento de la sociedad civil y el nacionalismo agresivo también deben contarse entre las condiciones de la guerra.

Por último, la conflagración ha suscitado reacciones e interpretaciones diversas y ha entrado en el teatro de operaciones de los combates ideológicos. Interesan en particular los debates que se despliegan en el campo de la izquierda política e intelectual y que ponen a prueba las convicciones y los valores en torno de la justicia, la democracia y las libertades. César Tcach ha señalado la notoria omisión del punto de vista de los derechos humanos en las respuestas del progresismo y las izquierdas nacionales.

Las visiones militantes proyectan, en la escena real de los bombardeos, los motivos, o las fabulaciones, de un antiimperialismo arcaico dispuesto a denunciar la acción de la OTAN y ciego ante las acciones y las justificaciones tanto o más imperialistas del régimen de Putin. No es algo nuevo. En 2018, la intelectual y activista sirio-británica Leila Al Shami lo calificaba de “antimperialismo de los idiotas”.

Es un motivo recurrente en las visiones de cierto “putinismo de izquierda”, que se expone en la justificación de la agresión militar o en la necesidad de equipararla con la acción de la OTAN. Y cabe preguntar si en las fórmulas, o los clichés, antimperialistas, aplicados para aprehender los acontecimientos en Rusia y Ucrania, tan lejanos en apariencia de nuestra geografía y nuestra realidad, no se revela una forma mentis arraigada que se aplica igualmente a las consignas y los alineamientos en America Latina.

Lo que sucede en Europa convoca no sólo a la solidaridad con las víctimas, los muertos, los desplazados y aplastados en su existencia y sus derechos, sino que suscita problemas cruciales de los debates de un progresismo democrático. LaMesa se propone contribuir al trabajo de pensar el conflicto, más allá de las trincheras ideológicas y del barullo mediático. Abrimos el dossier con algunos materiales para una discusión que permanece abierta a otras contribuciones.

Sans couverts, Pablo Flaiszman (Aguafuerte – Aguatinta)

 Balibar, “Una guerra europea”.

Balibar sitúa la guerra en el marco de Europa, que comprende el presente pero también una historia y un proyecto político y cultural que incluye a Rusia. Frente a los nacionalismos agresivos y las trincheras que evocan un choque de civilizaciones, llama a evitar que se instale una “cortina de hierro” moral que lleve a una Europa encerrada y condenada a los alineamientos de bloque. No evade el presente y apoya la resistencia de Ucrania frente a la invasión, admite que Europa debe apoyarla, con armas incluso, pero recupera lo mejor de la tradición del internacionalismo para postular que el apoyo debe extenderse a quienes, en el pueblo ruso, resisten la guerra y las políticas de un régimen autocrático y represivo. Más allá del terrible presente proyecta el horizonte posible de una Europa autónoma, multilingüe y multicultural

https://www.anred.org/2022/03/10/etienne-balibar-el-pacifismo-no-es-una-opcion/

 

Stefanoni “ Contra la izquierda tanquista”

En esta columna, Pablo Stefanoni discute la incapacidad de un amplio campo de la izquierda a la hora de condenar sin ambivalencias la agresión de Rusia sobre territorio ucraniano. Una incapacidad que se traduce, en una peligrosa fetichización de Putin y  de lo que Rusia significa realmente hoy en la escena internacional.

https://rebelion.org/guerra-en-ucrania-contra-la-izquierda-tanquista/

 

Bilous, “Una carta a la izquierda occidental desde Kiev”.

En este texto, Taras Bilous, historiador, destacado activista del Movimiento Social Ucraniano y editor de la revista Commons, recorre las reacciones de un amplio campo de la izquierda, en particular europea y norteamericana, respecto a su posicionamiento débil o complaciente frente a la invasión rusa a territorio ucraniano. Bilous desmonta los argumentos que vuelcan la responsabilidad del conflicto en Occidente olvidando la dimensión imperial y autoritaria del régimen de Vladimir Putin. “En lugar de buscar un nuevo equilibrio entre los dos imperialismos, la izquierda tiene que luchar por una democratización del orden de la seguridad internacional” dice Bilous.

https://oplas.org/sitio/2022/02/26/taras-bilous-una-carta-a-la-izquierda-occidental-desde-kiev/

 

Straehle “Putin y los peligros de la melancolía imperial”

Pensar la guerra más allá de la catástrofe presente requiere abordar las interpretaciones y las justificaciones que construyen un escenario de confrontación y violencia. Edgar Straehle advierte sobre las simplificaciones en los retratos sobre Putin y ofrece un documentado ensayo sobre un imaginario político de larga duración que pesa sobre su discurso y sus acciones. La guerra, puede decirse, comienza con las operaciones de una memoria “transideológica” que mezcla los motivos imperiales y el nacionalismo agresivo y místico con motivos de la era comunista. En esos usos del pasado, se proyectan en la escena presente las evocaciones del nazismo y las heridas de la Segunda Guerra Mundial, coexisten Stalin, defensor de la Patria, con el General Anton Denikin, responsable del Terror Blanco.

https://ctxt.es/es/20220301/Firmas/38990/putin-rusia-ucrania-bielorrusia-conflicto-edgar-straehle-guerra.htm

Hugo Vezzetti: La guerra en Europa: los derechos aplastados y las derivas imaginarias del “choque de civilizaciones»

La primera consideración es moral y de justicia y concierne a las víctimas, a quienes sufren por el brutal cercenamiento de sus derechos y sus libertades. El autor se detiene además en las representaciones del conflicto concebido según el cliché del “choque de civilizaciones”. La mitología política de la identidad y la unidad del pueblo o de la civilización opera indistintamente para reforzar la representación de una guerra total en favor de Occidente o de una civilización euroasiática dirigida por Rusia y destinada a suprimir la hegemonía del Occidente liberal y decadente. Finalmente, los nacionalismos agresivos, que condensan motivos de izquierda y derecha, ponen a prueba la cultura de izquierda y, sobre todo, la tradición del internacionalismo y la solidaridad con los oprimidos, el pueblo ucraniano y los rusos disidentes perseguidos por el régimen de Putin.

https://www.eldiarioar.com/opinion/guerra-europa-derechos-aplastados-derivas-imaginarias-choque-civilizaciones_129_8884784.html