Venezuela: desde la izquierda, preocupación y rechazo a las acciones de Nicolás Maduro
Desde una convicción de izquierda comprometida con la democracia manifestamos nuestra preocupación ante los sucesos que están teniendo lugar en Venezuela y nuestro firme rechazo al posible desconocimiento de la voluntad popular expresada en las urnas. La proclamación de Nicolás…
Leer Mas 0Mileísmo y democracia se miran las caras
Vicente Palermo y Alejandro Katz
Vicente Palermo y Alejandro Katz reflexionan sobre la deriva a la que parece conducir el gobierno de Milei. Parten de considerar la fluctuación de las “mentalidades” predominantes en el país, forjadas al calor de falsos dilemas (estatal vs. mercado; nacional vs. extranjero, etc.), y que ahora parecerían allanarse a la posibilidad de aceptar una sociedad desigual, insolidaria y resignada. Frente a esta dramática eventualidad, se presenta la temeridad de la clase dirigente que, a un presidente de base incierta y de programa y habilidades desconocidos, y de manifiesto desdén hacia la democracia, se inclina por delegarle las herramientas para que gobierne sin contrapesos ni deliberaciones.
Leer MasEl primer desafío es la reconstrucción de la amistad cívica
Alejandro Katz
Alejandro Katz arroja una mirada sobre la larga crisis argentina, sin separarla de los serios problemas que atraviesa Occidente. Apunta a la sociedad y las dirigencias. Y destaca la ausencia de debates en una escena pública en la que las consignas sepultan las ideas. Por una parte, señala el déficit o el deterioro de la comunidad política, que es, según una idea de Charles Taylor, el resultado de acuerdos que surgen de la acción de actores colectivos dispuestos a cooperar en beneficio mutuo. Por otra, propone una distinción entre las prácticas de un consenso basado en transacciones e intercambios que se sostienen en bienes ajenos y la cooperación que pone en juego algo propio y se sostiene en la amistad cívica. «Sin amistad cívica no hay cooperación posible, pero, aún más importante, no hay polis, no hay comunidad política». Hay nación, pero no patria, personas sin ciudadanía, pasado sin futuro. Este, el exceso de pasados en discordia y la escasez de posibles futuros comunes es uno de los rasgos que mejor definen a nuestra sociedad.
Leer MasCuarenta años, caminos divergentes
Alejandro Katz
La democracia puede ser pensada como el ejercicio de una ciudadanía preexistente o, en un sentido más fundamental, como un proyecto de producción de ciudadanía, un movimiento hacia el crecimiento de la autonomía y la participación en las decisiones que gobiernan la vida en común.
Katz parte de esta distinción para analizar el derrotero muy diferente de las democracias en España y la Argentina. No hay explicaciones fáciles. En todo caso las razones para pensar el fracaso argentino deben buscarse en los contrastes que involucran a las bases culturales de la política y de las instituciones, las visiones estrechas de las dirigencias, la pérdida de ciudadanía concomitante con las desigualdades y la fragilidad del tejido social.
Leer MasEl interés común. La construcción de una sociedad sin privilegios
Alejandro Katz y Eduardo Levy Yeyati
Alejandro Katz y Eduardo Levy Yeyati interrogan el presente de la democracia argentina con la mira puesta en la situación de los derechos o, para decirlo en los términos de Hannah Arendt, en la realización del “derecho a tener derechos”. El consenso democrático se ha mantenido inalterado por décadas, en una decisión colectiva que dejó atrás la violencia y los quiebres constitucionales. No pueden desconocerse los logros en materia de ampliación de derechos, desde el divorcio vincular al matrimonio igualitario y la interrupción voluntaria del embarazo.
Sin embargo, dicen los autores, nuestra democracia está lejos de garantizar la realización de la igualdad de derechos civiles y políticos. El privilegio es lo contrario del derecho y la asignación de beneficios de modo arbitrario crea una trama de inequidades y exenciones que cuestiona los principios mismos de la democracia.
Por un lado, en lo político, los privilegios resienten el registro de lo “común” y la construcción de ciudadanía. Por otro, en lo social, estimula la búsqueda de la prebenda de corto plazo y desalienta la perspectiva de la producción y el desarrollo. Los ejemplos sobran, desde el régimen fiscal especial de Tierra del Fuego a los sistemas previsionales especiales, la exención del pago del impuesto a las ganancias a la corporación jurídica, los privilegios concedidos a algunas regiones o las formas arbitrarias de asignar el empleo en el Estado, sin concurso público.
En la medida en que los arreglos discrecionales reemplazan a la negociación regulada y controlable, los beneficios se reparten entre particulares pero los costos son comunes. Y recaen, en última instancia, en quienes carecen de representación, los excluidos que no pueden proteger sus intereses ni ingresar a la trama de los privilegios.
Katz y Yeyati ofrecen un cuadro convincente de una sociedad de desiguales, injusta e ineficiente, bloqueada para la cooperación y habitada por privilegiados y desposeídos. Carente de formas elementales de cohesión, relegado el interés común, predomina una dinámica regresiva, una búsqueda de prebendas que profundizan la inequidad y la pobreza.
El horizonte abierto con el fin de la dictadura permanece hoy irrealizado y exige ser reactivado en pos del objetivo de una comunidad de ciudadanos, sin privilegios y sin privilegiados.
Educación pública “a la carta”
Carla Yumatle
Las recientes declaraciones que Joaquín de la Torre, senador de la provincia de Buenos Aires y candidato a gobernador, realizó contra los contenidos de la Educación Sexual Integral (ESI) expresan una concepción de las obligaciones y responsabilidades del Estado según la cual los límites de la intervención pública están dados por las preferencias individuales de la ciudadanía. De acuerdo con dicha concepción, “que la educación sea pública no quiere decir que los padres no tengan el derecho a elegir qué cosas aceptan se les enseñe a sus hijos” y, en consecuencia, si la ESI “no respeta lo que yo creo le tengo que enseñar a mis hijos” el Estado infringe “el derecho primero del padre [sic] a elegir qué educación le da a sus hijos”.
En este artículo Carla Yumatle discute los supuestos de la posición de De la Torre, y muestra por qué el Estado tiene la obligación de “instalar a través de la educación un ideal de ciudadanía democrática que exprese el respeto (no la coincidencia ideológica ni la adhesión) por todos aquellos que deseen vivir según las leyes consagradas por la voluntad popular”. Las declaraciones de De la Torre ponen de relieve “una tensión importante que surge en el seno de las democracias liberales: el respeto por la diversidad social vs. los requerimientos de una ciudadanía democrática”; pero, señala la autora, el senador “confunde voluntad popular con sesgo ideológico y omite ver que la democracia requiere que los alumnos estén efectivamente expuestos, en su etapa formativa, a la misma diversidad de ideas que encontrarán en la cultura política democrática como ciudadanos adultos y portadores de derechos y obligaciones”.
Con la precisión argumental y la solidez teórica que caracterizan sus intervenciones públicas, Carla Yumatle desmonta los errores conceptuales del argumento de De la Torre, y establece, con claridad y precisión, los deberes fundamentales de la política educativa.
La serpiente que se muerde la cola
Sergio Ramírez
En La serpiente que se muerde la cola, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez traza una genealogía de las dictaduras en América latina sirviéndose para ello de la serie textual elaborada por algunos escritores de nuestro continente en cuyas obras quedaron plasmadas, de manera magistral, las vidas de los tiranos latinoamericanos. Su reflexión analiza el modo en que los liderazgos de izquierda y los proyectos emancipatorios impulsados por ideales progresistas terminaron emulando en la práctica aquello que en el pasado fue patrimonio y rasgo distintivo de nuestras derechas más criminales en el poder.
Leer MasNicaragua, otro zarpazo y… ¿otro silencio?
El régimen encabezado por Daniel Ortega culmina un largo proceso de deterioro que registra episodios de corrupción, enriquecimiento ilícito y alianzas sin principios destinados a amasar fortunas y a perpetuarse en el poder. En 2018 reprimió a mansalva protestas pacíficas (sobre todo estudiantiles); centenares de nicaragüenses murieron, otros fueron apresados y torturados, y miles debieron emprender el exilio.
Quienes militamos por la democracia, los derechos humanos, el progresismo o la izquierda no admitimos, ni entonces ni ahora, la grosera «explicación» que atribuye los sucesos en Nicaragua a una desestabilización orquestada por Estados Unidos, que disimula o encubre las responsabilidades de un régimen autocrático y corrupto. Invitamos a difundir esta declaración de solidaridad con las víctimas y en su nombre exigimos que cese la represión, se libere a los presos políticos y se respete el Estado de derecho.
Cómo votan los muertos
José Carlos Agüero
“El Perú del 2021 será, sin duda, un hito en la memoria de los futuros peruanos, un pozo hondo en la línea de tiempo de varias generaciones. Quizá ahora no se aprecia con claridad, pero estamos afrontando una tragedia que, aparentemente, nos llevará al borde de la disolución como comunidad” dice José Carlos Agüero en la Introducción a Cómo votan los muertos, un ensayo en el que indaga y reflexiona en torno a la encrucijada a la que se enfrenta la sociedad peruana ante la trágica opción de tener que elegir entre dos candidatos -Keiko Fujimori y Pedro Castillo- ubicados, cada uno de ellos, en los extremos ideológicos y que representan y reivindican visiones y proyectos para el Perú de carácter claramente irreconciliable.
Leer Mas